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Esther Riveroll

Tecnología A Prueba De Epidemias y Otras Contingencias


En los últimos días, la crisis por el coronavirus (COVID-19) forzó a los mandatarios de Centroamérica a reunirse de manera virtual y por teleconferencia para evaluar la problemática en la región, donde se pactaron acuerdos para la colaboración entre los países, de manera que se identifiquen casos sospechosos en las fronteras y a fortalecer la comunicación entre las naciones para atacar la emergencia.


También, se hizo un llamado a prevenir el desabasto de medicamentos y a mantener las operaciones comerciales para evitar una repercusión económica, así como establecer un fondo de hasta 250 mil dólares al que cada país podrá acceder mediante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para atender la emergencia. De acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), podría provocar una desaceleración de la economía entre 0.7 % y 0.9 % en Centroamérica, México y Canadá.


A nivel mundial, las escenas que se describen en los medios de comunicación y alrededor de la pandemia, me recordaron a aquellas referencias que hacían algunas personas a películas en donde surgían virus en alguna región asiática y que al paso de los días se extendían por el mundo acabando con la población de diversos países.


Sólo entonces me pregunté ¿qué tanto hay de cierto en esos pasajes de ciencia ficción? ¿Será necesario que, ante el avance del Coronavirus (COVID-19), o de cualquier otra epidemia como el SARS o el AH1N1, se detengan todas las actividades, aunque eso implique poner en riesgo a cualquier economía?


No concebí un escenario similar, pues, aunque no elegimos cuándo o de qué enfermarnos, tenemos en la tecnología a un gran aliado que garantiza nuestra capacidad para informarnos, realizar trámites, hacer compras e incluso tener acceso a servicios médicos gracias a la aplicación que se ha hecho de sistemas de Inteligencia Artificial (AI), el Internet de las Cosas (IoT), la Realidad Aumentada (AR) y Realidad Virtual (VR), el Computo en la Nube, el Blockchain y la Robótica, además de poder realizar conferencias virtuales y trabajar desde casa, entre otros, ante diversos escenarios de negocio.


El lado “protector” de la tecnología


Las contribuciones de las tecnologías emergentes para atender esta pandemia son evidentes, algunas fueron desarrolladas en los últimos años con otros fines y sólo se han adaptado a esta crisis sanitaria, mientras que otras han emergido de forma creativa ya sea para evitar los contagios o para evitar que las economías se detengan.


Empezando por el aprovechamiento de las tecnologías existentes, en diversos aeropuertos ya se emplean cámaras térmicas como herramienta no invasiva para facilitar imágenes de las emisiones infrarrojas de cada uno de los cuerpos de los pasajeros que aborda o desciende de los vuelos para detectar uno de los primeros síntomas del COVID-19: la fiebre.

Además del uso de sistemas biométricos para el reconocimiento facial y la identificación de las personas a pesar del uso de cubrebocas o mascarillas.


En aquellos países en que se ha solicitado el aislamiento de la sociedad, los drones han sido de gran utilidad para el traslado de paquetes y medicamentos sin que se fomente el contacto humano.


Y aunque ya hemos observado el uso de Robótica e Inteligencia Artificial aplicadas en los negocios, en la búsqueda de alternativas para contener y frenar los contagios se han generado robots con fines de desinfección de zonas de alto riesgo de contagio y otros más para repartir comida dentro de los hospitales en donde se atienden a personas en cuarentena o contagiadas.


También se ha hecho uso de tecnología para usuarios finales, un ejemplo son los relojes inteligentes y las bandas de ejercicio (wearables), los cuales, con las funciones que ya tienen habilitadas son capaces de detectar irregularidades cardiacas, cambios de temperatura o simples caídas.


Otra tecnología de gran utilidad es la de las telecomunicaciones, al facilitar la generación de videollamadas con fines médicos, acción conocida como telemedicina, ya sea para brindar consultas a distancia, o para monitorear de forma constante a pacientes que han ingresado a un centro médico.


Y no podemos dejar de lado al teletrabajo y los esquemas de home office, donde la tecnología permite hacerlo de la misma forma como si estuvieras en la oficina, que además de disminuir el contacto humano y los contagios, evita desplazamientos, reduce contagios y elimina el tiempo que pasa el trabajador en el tráfico.


De esta forma es posible apreciar que no siempre hace falta crear cosas nuevas, basta con aplicar conocimientos antiguos a contextos novedosos y estoy segura de que algunas soluciones se mantendrán pues bien lo dijo Charles Darwin, “Quien sobrevive no es el más fuerte, ni el más inteligente, sino el que se adapta mejor”.


Esther Riveroll, Fundadora y Directora General de Alldatum Business

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